EL GUIÓN DE CORTOMETRAJE DE FICCIÓN
En el marco del 1er Encuentro Latinoamericano de guionistas
4to Festival de Cortos de Barquisimeto 2008
Ponencia de Carlos Díaz (Guionista de Habana Havana, Co-guionista de Tocar y Luchar entre otros.)
Hay historias cortas e historias largas. No menos cierto es que las historias duran justo el tiempo que requieren para ser contadas. Cuando en una película ese tiempo es breve, nos encontramos en el paraíso narrativo del cortometraje ¿Pero qué tan breve puede ser una historia cinematográfica para que sea considerada un cortometraje? Al respecto, la entrada de la palabra "cortometraje" en la Wikipedia arroja la siguiente respuesta, que me parece adecuada: "Si bien no existe una norma estricta, una posible clasificación por tiempo podría hacerse de este modo: La duración de los cortometrajes va desde menos de un minuto hasta los 30 minutos. Las películas de entre 30 y 60 minutos son mediometrajes. Según la Real Academia Española, a partir de una hora de duración se las considera largometrajes". Digamos, entonces, que cuando decimos cortometraje estamos hablando de películas de no más de treinta minutos de duración.
¿Qué espera un espectador de una película así? Más allá de la duración per se y volviendo sobre aquella idea de que cada historia dura el tiempo justo que requiere para ser contada (sea éste breve o largo), podríamos decir que un espectador espera de un cortometraje lo mismo que un lector espera de un cuento: una buena historia que lo atrape. Uno puede saber de antemano cuánto tiempo durará la película que va a ver, pero la verdad es que una vez que ésta comienza ya no pensamos en eso, sino que maravillosamente nos imbuimos en la narración; y si al finalizar la película sentimos una enorme satisfacción, la duración de su historia será incluso lo menos importante, porque "si se trata de una buena historia habremos navegado por el tiempo sin ser conscientes del tiempo", parafraseando a McKee. Más que la duración, pareciera ser el sentido de la narración y su efecto lo más importante de una historia cinematográfica[1]; sin embargo, sentido y duración se hallan estrechamente relacionados.
De cara al espectador, hemos dicho que lo que éste espera de un cortometraje es una buena historia que lo atrape (algo que también se espera de un medio y largometraje). De cara al cortometraje, éste busca lo mismo que busca toda película: "llevar a su público a una más profunda implicación para mantenerlo inmerso en ella y finalmente recompensarlo con una experiencia emocionante y llena de significado"[2]. La realización de este propósito en no más de treinta minutos es un trabajo arduo, y es clave para comprender aquello que le otorga al cortometraje su sello distintivo.
Cada una de las partes de este propósito debería ocurrir lo más pronto posible en un cortometraje, especialmente llevar a su público a una más profunda implicación, pues de lo contrario el tiempo transcurriría peligrosamente sin lograr, siquiera, mantener inmerso al espectador; si esto no se lograra, un final inminente sería su mejor recompensa, aunque no sé que tan emocionante y llena de significado pueda ser esa experiencia. Desde el fenómeno netamente temporal de la duración, el cortometraje cuenta con menos tiempo para preparar y mostrar esa emocionante experiencia llena de significado que es el final de la historia; es allí donde entreveo el rigor del cortometraje.
Pero ese rigor es también un reto que puede resultar satisfactorio. Las posibilidades narrativas de las imágenes en movimiento para producir sentido y emociones son, tal vez, infinitas. El guionista de un cortometraje debe explorarlas hasta dar con aquellas que presenten su historia en el menor tiempo posible y con la mayor carga de significado y emoción. Un personaje cuya situación de vida esté a punto de cambiar de manera irreversible podría, por ejemplo, ofrecernos la posibilidad de una rápida implicación del público si somos capaces como espectadores de entender inmediatamente lo que está en juego para el personaje, así como la magnitud de ese acontecimiento; aquello que perderá o ganará, aquello que cambiará en él para siempre. Por otra parte, los personajes tienen una humanidad que se puede compartir universalmente con el público. Desde el pasado personal, hasta el deseo, el carácter y el temperamento, son muchos los rasgos que pueden servirnos para lograr una identificación temprana con los personajes de una historia. Esta circunstancia le entregaría de manera inmediata al espectador el contexto que le otorga su sentido a las decisiones tomadas por el personaje.
Otra manera de entender esto es desde la constitución de la escena. Tosa escena presenta una situación cuya estructura está conformada por un lugar (físico) en donde transcurre una acción con significado en un tiempo específico. Si esa situación se muestra de una manera que pueda ser comprendida instantáneamente, dejando abierta solamente la expectativa de la acción final (que llevará a cabo el personaje), habremos sido nosotros los espectadores, quienes, sin darnos cuenta, aportemos el contexto de sentido a partir del cual todas las acciones que ejecute el personaje cobran significado.
En el caso del cortometraje, éste nos obliga desde el principio de su propuesta narrativa a ir lo más pronto posible a aquella situación que constituye el corazón de la historia: su esperado y poderoso clímax narrativo. La pertinencia de esta premura es importante cuando recordamos la duración del cortometraje, pero también cuando recordamos que una historia no es un simple cúmulo de datos unidos en una narración, sino un diseño de acontecimientos que nos debe dirigir hasta un clímax que tenga significado.
Pero llegar al clímax no significa alcanzar un momento breve y explosivo, significa producir un cambio profundo. Para ayudar en ese propósito (marcadamente limitado por su duración), el guión de cortometraje debe construir la carga simbólica de las imágenes de la historia desde lo particular hacia lo universal, desde lo específico hacia lo arquetípico. Citando a McKee: "Una buena historia que esté bien contada creará una buena película. Una buena historia que esté bien contada y cuente con el poder añadido de un simbolismo subliminal llevará la narración hasta el siguiente nivel de expresión y la recompensa podría ser que se convierta en una película fabulosa"[3].
Carlos Díaz
Barquisimeto, miércoles 03 de diciembre de 2008-12-03
(IV Festival de Cortometrajes de Barquisimeto)
[1]El sentido de la narración está referido al grado de comprensión que alcanzamos con la historia; y su efecto, a la repercusión de la narración en nuestras emociones como espectadores de la historia
[2] McKee, Robert (2002)
[3] McKee, Robert (ibidem, 2002)
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Julian Lopez Mayin -
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Julian Lopez Mayin
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